sábado, 14 de mayo de 2022

EL NIÑO SIN CALZONES


PORTADA DEL LIBRO OBRA ORIGINAL DE JOSE LUIS PERNIL

 Mi Amigo y Compadre, Carmelo Rufo, vuelve a sorprendernos con un nuevo libro.

Sé muy bien que él soñaba con este libro desde hace tiempo y por fin pudo presentarlo en Riotinto el pasado día 21 de Abril (Jueves) a las 19:00Hrs.

Tiempo antes de esa fecha me llegaba un mensaje de Carmelo. "Compadre, se está organizando la presentación de mi último libro. Cuento contigo para presentarlo junto a Ito (Rosario Maestre) y a mi"...  Y claro, obviamente le dije que sí.

Fue un "ratito" muy bueno, muy ameno. Me quedo con la emoción de Carmelo; esa que hace que su voz se entrecorte y sus ojos brillen.

Junto a Carmelo, como digo, estuvo también Rosario Maestre (ITO), Josan Carballo, que intrepretó dos temas musicales de su autoría, la Alcaldesa de Riotinto, Rocio Díaz junto a las concejalas Azahara González y Ana María Da Silva.

Gracias Carmelo, querido amigo... Gracias Compadre por ser valiente. por vencer barreras, por hacer que, por un momento, durante unas páginas, mi nombre fuese Andres y que fuese yo quien caminase descalzo por os paisajes de tu infancia; gracias por dejarme sentir el miedo, la alegría, la pena, los abrazos de tu Padre y los besos de tu Madre... Gracias por dejarme ser el Niño sin Calzones.

Aunque han pasado ya unos días, no quiero dejar de poner en El Atico mi intervención:

" Hoy estamos aquí para dar la bienvenida a otro sueño cumplido... Otra meta lograda por parte de alguien que nunca dejara de sorprendernos... Una vez más; nuestro amigo y vecino Carmelo Rufo, nos regala parte de su historia vital, de sus sentimientos, de sus ilusiones... Y lo hace, de nuevo, en forma de libro; lo cual, aparte “de ser un obsequio, es un delicado elogio por su parte.”


 Este libro que hoy conoceremos, “es un regalo qué puedes abrir una y otra vez” para volver a encontrarte con los sueños que se cumplieron y los que aún se persiguen; con la inmensa riqueza de aquellos que, aun teniendo poco, lo tenían todo; con las ilusiones inocentes de un niño que quizás se rompieron justo al mismo nacer, con los miedos que se vencieron y los que siguen presentes... En definitiva, es una invitación de su autor para que conozcamos más su historia, que no deja de ser parte de la de cada uno de los aquí presentes y de los futuros lectores.

“Leemos para saber que no estamos solos”, y en este caso, Carmelo, aquel niño que no tenía calzones, va a ser la mejor compañía....

 Existe un dicho que nos asegura que “una imagen vale más que mil palabras”; y como “el catálogo de mis palabras” tampoco es que sea muy extenso; les vamos a invitar a conocer un trabajo de Lorenzo Adame; que supo recoger la idea de Carmelo para ofrecernos esta maravilla.


Tras la proyección del video, tomó la palabra la alcaldesa de Riotinto, Rocia Díaz, quien nos dio la bienvenida y nos recordó la importancia de este tipo de actos culturales, máxime si el autor es de nuestra tierra. Tras una breve alocución por su parte, el acto continuó con la primera de las intervenciones musicales a cargo de Josan Carballo el cual nos emocionó a todos con su buen hacer.
 



De nuevo tomé la palabra para presentar a ITO, ósea, Rosario Maestre:


Miren ustedes; cuando Carmelo me brindó la oportunidad de leer el libro; me encontré con la sorpresa del prefacio de Alfonso Pedro. Leer a Alfonso es emocionarse, sin duda; aunque sea en un prefacio como este.... ¡¡¡Gracias Alfonso!!!

Y ya con el cuerpo preparado por las palabras de Alfonso; me encontré con un maravilloso prologo que verdaderamente me abría el camino a lo que iba a leer. Bajo mi punto de vista, Rosario Maestre (Ito), autora del prólogo, ha sabido leer lo que yo considero el ama de este libro y por eso es para mí una alegría el tenerla hoy aquí. Sin más, cedo la palabra a Rosario Maestre.



Y nos dijo Ito:

"Amigas, amigos, vecinas y vecinos, señora alcaldesa (Rocío), buenas tardes.

Recién publicado “Nunca faltaron flores” nuestro amigo Carmelo y yo hablamos del libro, de anécdotas alrededor de su publicación, de la reciente experiencia de escribir y, claro, de proyectos futuros. Fue entonces cuando, por primera vez, oí hablar de esas notas, esos recuerdos de infancia que terminarían siendo “El niño sin calzones”. Entonces me pareció una idea maravillosa. Porque seguro que todas las vidas, de cada uno de los que estamos aquí, dan para escribir un libro. Pero la de Carmelo da para dos. Porque tiene mucho que contar y porque tiene muy buena memoria. Y este libro que hoy nos ocupa es la prueba de ello.

Cuando leí por primera vez esta novela pensé que ese niño sin calzones, Andrés, es el propio Carmelo, y es Manuel, y es…., y todos los que tenemos ya cierta edad. Y es que ¿quién no ha jugado a tirar piedras, se ha escapado a los riscos o ha añorado los juguetes que no pudo tener, porque los tiempos no daban para más? Os aseguro que yo sí.

La niñez de Carmelo en Nerva es casi calcada a la mía en El Alto: los vecinos como familia, los amigos inseparables, la imaginación supliendo a las cosas materiales, ¡y la calle! La vida se hacía en la calle, todos con todos.

Seguramente os veréis reflejados en ese niño inquieto, inventando siempre travesuras, con su inseparable Inma de la mano, con esa madre fuerte y ese padre cariñoso, con la sabia abuela Carmen y el abuelo estricto, y con la omnipresente Julia.

Si bien “El niño sin calzones” es la historia de Carmelo, también es la inintencionada segunda parte de la historia de Julia, ya mayor pero siempre Ella: genio y figura…

Creo que Carmelo, como podréis leer en el prólogo que le hice, no escribe. Él se limita a contarnos historias. La suya, la de su gente, la que ha conocido de palabra y la que ha vivido en primera persona. Y la cuenta por escrito porque así llega más lejos, pero lo hace del mismo modo que me la contaría a mi, o a ti, frente a un café o una cerveza; con sus palabras, con su modo de hablar, con su humor ácido, con su sentido de la lealtad y con su verdad por delante, sin dejar en el tintero detalles íntimos, personales, tiernos o dolorosos.

Y como esto no va de mí, sino de él, no voy a daros más la turra. Así que, para terminar, sólo pediros que no dejéis de leerlo y, sobre todo, saborearlo. Que lo haréis, seguro.

Gracias a todos por vuestra presencia, pero fundamentalmente a Carmelo por permitirme acompañarle esta tarde y por el honor que supone introduciros en su infancia."


Y llegó la hora de la intervención de Carmelo, al cual dí paso con estas palabras:

Bueno, pues ya va siendo hora de que sea el artificie de todo este jaleo el que nos dirija unas palabras.

Yo de Carmelo podría decir mil cosas, estoy seguro de que ustedes también; pero por temor a ser muy repetitivo, solo diré que para mí es un honor el contar con su amistad. Una amistad forjada a lo largo de los años, cuando aquel joven Carmelo me atendía en “el Canito” y que años más tarde sería mi jefe, mi COMPAÑERO y mi COMPADRE.

Muchas Gracias Carmelo; gracias porque de nuevo me has llevado a aquellos momentos en la cocina del Epoca donde me contabas algunas partes de tu historia; o a la sobremesa con el café, tras dar el servicio de comedor en el salón que hoy lleva el nombre de Julia Rufo, y recordabas en voz alta aquello vivido por ti.

Pero déjame que te de las gracias, querido amigo, por ser valiente, por vencer barreras, por hacer que, por un momento, durante unas páginas, mi nombre fuese Andrés y que yo caminase descalzo por los paisajes de tu infancia, gracias por dejarme sentir el miedo, la alegría, la pena, los abrazos de tu Padre y los besos de tú Madre....Gracias Carmelo por dejarme ser “EL NIÑO SIN CALZONES”.

Señoras y señores, tiene la palabra Carmelo Rufo Fernandez.


Carmelo confesó no llevar nada escrito donde apoyarse a la hora de dirigirnos unas palabras y hablarnos de su libro....El porque es sencillo; porque Él es todo corazón, y no le da pudor alguno de mostrarse tal y como es, aunque es consciente de que al hacerlo las emociones puedan superarle.... Pero no es esto algún problema mayor, ya que sabe rehacerse de inmediato y continuar con el cometido qué se impuso.

Tras la intervención de Carmelo, pudimos disfrutar de una nueva interpretación de Josan Carballo, el cuál nos ofreció una canción nueva dedicada a ese "Niño sin Calzones" que fue del gusto de toda la sala. Finalmente, Rocio Diaz despidió el acto.



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