domingo, 9 de marzo de 2014

" CUANDO SEAS COSTALER@..."

Intento encontrar las palabras idóneas y adecuadas para poder explicarte lo que pasa por la cabeza de este costalero en Semana Santa; intento transmitirte lo que siento en mi pecho, lo que mi corazón  vive…  Y estoy pensando que para lograr a proximarme a ello, lo mejor será que vayas escuchando una marcha mientras lees: 
                           

Y quiero hacerlo no solo por contártelo, si no que también, por si te quieres animar a vivir la mágica experiencia…

Pero es ahora cuando me estoy dando cuenta   de lo difícil que resulta lograr ese propósito, porque a mí, como a cualquier otro costalero, le podrás preguntar:  ¿Que sientes? ; y me temo muy mucho que ninguno o casi ninguno sabrá contestarte, y si me detengo al pensar el porqué, creo que quizás sea porque es difícil el poder describir un sentimiento… Y es que al ser un sentimiento es algo que se ha de vivir, que se tiene que experimentar… sentir el peso del paso, el olor del incienso que se cuela por las trabajaderas, el calor de un abrazo penitente y el frio de la soledad interior, el dolor de una cuesta y el consuelo de un aplauso… Y todo, todo merece la pena por quien llevas encima de tu costal…
 
Si fueses COSTALER@ sentirías unos nervios que son la antesala de lo que estaría por llegar, de lo que te quedará por experimentar. Y no te preocupes, que esos nervios los tenemos todos, los novatos porque será su primera vez y los que ya llevamos algunos años porque sabemos lo que nos espera, sabemos la magia que juntos vamos a vivir, un nuevo episodio de la historia de nuestras propias vidas que será igual de diferente que en otras ocasiones…

Cuando seas COSTALER@ te garantizo que las lágrimas rodaran por tus mejillas cuando un hermano penitente ante ti se descubra y veas al amigo de siempre que te regala su sonrisa y el más cálido de sus abrazos; te haras una y cien veces el costal, pensando que era mejor como estaba antes; te aseguro que notaras un pellizco en el estomago cuando el capataz, disimulando sus nervios; te mande “a tu sitio”…

Cuando seas COSTALER@  acuérdate de esto que lees ahora; y cuando ya estes “allá debajo”, cierra los ojos un instante; pon tu rodilla en el suelo y toca con tus dedos el frio suelo por el que caminaras. En ese corto pero intenso instante, los pensamientos se van a agolpar en tu mente, y notaras como te palpita el corazón de una forma intensa y alegre; pero yo te pido que dediques unas milésimas de esos segundos en recordar que si estas allí es porque quieres; que si eres costaler@ es por tu voluntad, que solo tú y tu corazón te obligan a estar; por lo tanto deberás comportarte y estar a la altura de las circunstancias, sabiendo dónde estás y teniendo muy presente a quien vas a “llevar”; y así debe ser amig@ mi@; porque en ese instante te vas a dar cuenta de que estas a punto de participar en un nuevo capítulo de  una de las historias más amarga y mágica, y estás a punto de hacerlo en primerísima persona.

Cuando seas COSTALER@  tendrás presente en tu estación de penitencia a los que ya partieron y a los que están… Y te aseguro que, lejos de restarte fuerzas, su recuerdo será esa dosis de ánimo extra que tu mismo te vas a exigir…

Cuando seas COSTALER@  tendras muy presente lo que un día leí, al igual que tu lo haces ahora; y dice:
 
-Nunca se empuja, se acaricia.
-Frente a la evidencia, está el ánimo.
-Ante la incógnita, la satisfacción.
-En la ausencia, una mayor entrega.
-Sobre la dificultad, el sacrificio.
-Jamás la duda, sino la ayuda.
-Ante la caída, el estímulo.
-Junto al dolor, la sonrisa.
  -Entorno a uno, siempre una cuadrilla de costaleros...

Del mismo modo deberas tener muy presente lo que es el compromiso, la amistad, la unidad, el compañerismo.
Cuando seas COSTALER@ iras notando el dolor que EL recibió; notarás como su corona de espinas se va clavando en tu frente, como el amargo puñal que tiene su madre también se clava en tu pecho y te hará experimentar tan solo una pequeñísima parte del dolor que ella sintió al ver a su hijo CAUTIVO… olvidate de mirar a la cara de quien llevas en tu costal, pero no te preocupes, te garantizo que tú si vas a notar SU MIRADA ; y notarás como la triste mirada de la MADRE se une con los resignados ojos del HIJO; y esas miradas entrelazadas se colaran hacia abajo y te iluminaran la oscura trabajadera, y te marcarán el camino a seguir…
 

  Cuando seas COSTALER@ te acostumbraras a un peso que a veces creerás que se ha multiplicado; y te vas a preguntar varias veces “¿Cuándo vamos a llegar?”; y sin darte cuenta, cuando seas costaler@ y llegue el final mil lágrimas se desbordaran, humedeciendo más aún aquella camiseta que llevas con orgullo y te preguntarás el porqué se ha terminado…
         
Cuando seas COSTALER@ y suene una marcha notarás como cada partícula de tu cuerpo reacciona y disfruta, sufre y se alegra, reza y camina… Cuando seas costaler@ te daras cuenta de que es algo más que ponerte una faja y un costal; comprenderás lo que sientes dentro de ti, y será ese el momento donde hallarás muchas respuestas a esas preguntas que tantas veces te hicistes…


Cuando seas COSTALER@, le pedirás perdón a EL por llevarle CAUTIVO a su calvario; le imploraras perdón a su MADRE que en su casa llora la espera, y cuando ya estemos de vuelta, en el silencio del templo, cuando la música calla y los pies enmudezcan, junto a los abrazos y las lágrimas de quienes compartimos el camino, escuchando el balsámico silencio que brotará de lo más hondo de nuestra alma, alguien te susurrará al oído:

  “OLE LA GENTE BUENA
QUE ANDAR MAS BONITO EL CAUTIVO LLEVA
PARA LLEGAR HASTA SU MADRE BUENA”