lunes, 17 de junio de 2013

EL LIDER ( Por José Márquez Trigo)



Cuando el líder, el maestro, el referente de algo pierde el norte... Cuando el ego del líder impide avanzar hay que romper, cortar por lo sano y seguir adelante.
El mejor líder es el que se asegura de que todo va a continuar sin él. De que, cuando él no esté, ese algo va a seguir avanzando, creciendo, continuando y haciendo grande su legado honesto... Pero no es buen líder quien premeditadamente permite que todo termine con él. Quien prefiere el fracaso del futuro o, en todo caso, ponderarse a sí mismo como si alguien fuera imprescindible en una especie de "sin mí ya no queda nada".

El mejor líder, sin duda alguna, es el que enseña, el que educa y el que transmite sus experiencias y conocimientos a los otros que algún día tendrán que tomar el relevo; el que prepara y alienta a sus sucesores para continuar la Obra. Pero hay líderes egocéntricos que se creen el ombligo del mundo y que piensan que sus facultades son únicas e irrepetibles.
 
Sucede ...que, este tipo de líderes, al principio son objeto de admiración y de respeto, pero el tiempo y el análisis reposado acaban por poner las cosas en su sitio, y lo que hubiera sido un reconocimiento verdadero de su labor, acaba convirtiéndose en un reproche y en una mala imagen que acaba dando al traste con toda la labor hecha, sin duda encomiable, pero egoísta. La imagen de estos líderes pasa entonces de la admiración colectiva al reproche justificado. Los líderes tienen que saber esto. Tienen que medir sus tiempos y ser consecuentes con sus etapas vitales.
 
Es mejor una retirada digna que caer en ridículos tales como Marujita Díaz o Camilo Sesto. La vida es la vida y ante esa, por mucho maquillaje que le echemos, no podemos competir... Hay un pasito muy corto entre ser respetado y admirado por lo que hemos hecho o entre ser considerado un miserable ridículo y narcisista. Así es la vida: recordamos mucho antes un solo defecto que mil virtudes...

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