sábado, 31 de diciembre de 2011

EL RINCON DE CAROCALO: LA FAMILIA.

No quería yo que el anterior fuese el último post de este año que termina, por ello, acudo a quien yo sabía que tenía la solución, mi AMIGO Carlos. Como siempre, Carlos viene rápidamente en mi ayuda, y de nuevo nos deja una reflexión realizada con la serenidad y la claridad que le caracteriza. Gracias de nuevo, Amigo; y pasa a esta, tu casa...

LA FAMILIA:



Hemos celebrado la Natividad de Dios hecho hombre. Festividad que para muchas personas es agridulce. A veces triste. Se echa de menos en la fiesta familiar seres queridos que se fueron, proyectos incumplidos por el cambio de circunstancias de muchas familias.
En unas horas estrenaremos en un nuevo año y en medio de estas grandes festividades, tenemos una que casi pasa desapercibida, LA SAGRADA FAMILIA. En la actualidad, ante la frialdad que existe, pienso es la más importante. Dios no quiso que su hijo se formase a la intemperie, sino cobijado por el calor de un padre y una madre.
Los que hemos crecido en el seno de una familia honesta, sabemos apreciar lo que nuestros padres nos dieron como uno de los mayores regalos que recibimos de Dios. Pero al mismo tiempo, al mirar hoy alrededor, nos damos cuenta del deterioro y ruina de un gran número de familias que se deshacen del dolor y la angustia, sobre todo de los hijos aterrados, al ver como su padre o su madre se marcha de casa. Todos estamos de acuerdo en que, cuando en la pareja se rompió definitivamente la unión y solo queda odio y repulsa y se ha intentado por todos los medios la recomposición es mejor que la pareja se separe pero nos parece que en aras a una supuesta modernidad y el progreso se están diluyendo vínculos de pareja que tenía que haber perseverado con una mayor dosis de abnegación por salvar algo tan sagrado como es la familia.

En la vida de los que seguimos fieles a un camino sagrado, sea el matrimonio u otro tipo de vida según la libre elección elegida para hacer bien a la humanidad, seguimos fieles a aquella determinación, no porque en la vida no se nos crucen personas y enamoramientos, sino porque en aras al bien, hemos sabido apretar con un puño el corazón humano y someterlo a la razón. Quien no domina sus sentimientos e instintos no puede considerarse persona.
Pidamos con fe para que este año que comienza al menos veamos claro que sacrificarse por sostener en vivo una familia merece todas las renuncias que se nos exija como precio.

FELIZ AÑO NUEVO CON MIS MEJORES DESEOS
Carlos Rojas




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