domingo, 10 de octubre de 2021

POBLADOS MINEROS DESAPARECIDOS. CUENCA MINERA DE RIOTINTO (HUELVA) -- 2 --

 Un trabajo de  Aquilino Delgado Domínguez,  Mª de la Cinta Regalado Ortega y Alfredo Moreno Bolaños (Se complementa el post con fotos extraídas del blog "MAQUETAS DEL PUEBLO Y ALDEAS DE RIOTINTO")

La Naya

Este poblado minero fue el más meridional de todos, al igual que a los otros que referiremos en el presente trabajo, perteneció al término municipal de Río Tinto.

La llegada en 1873 de RTCL, también supuso la del ferrocarril, para transportar el mineral y el cobre desde Río Tinto a Huelva. Este sistema ferroviario, la línea privada más importante de España, fue construida en un tiempo récord de 25 meses y su construcción estará unida al nacimiento de La Naya.

En 1873 cuando RTCL compra el coto minero, el mismo amojonado en 1791 y que a partir de 1841 constituirá el término del municipio de Río Tinto. No aparece ningún topónimo La Naya en los planos ni documentos, aunque conocemos que para 1860 en esos mismos terrenos existió una finca denominada La Naya y en el libro de Bautizos de Las Delgadas, aldea perteneciente a Zalamea La Real, y núcleo poblacional más cercano al que nos ocupa aparece en la segunda mitad del s. XIX el apellido Naya.



Como ya hemos referido con anterioridad el nacimiento de La Naya estará relacionado con el de la construcción del Río Tinto Railway. Así durante 1873 y 1875, los años en que se construía el citado sistema ferroviario, el territorio que ocuparía Naya sirvió como punto de aprovisionamiento y logística para los operarios, así para 1876 contaba ya con viviendas y una cantina-almacén, ligada al Almacén nº 2 para el despacho de víveres y productos de primera necesidad para los empleados de la compañía que residían allí y los trabajadores del ferrocarril. Para ese mismo año se registra el primer nacimiento y la primera defunción. Aunque en 1878 se construyeron nuevas casas la primera gran ampliación de La Naya sucederá siete años después cuando en 1882 se construyan 28 viviendas, cuatro de ellas para capataces. Un año después el 27 de abril de 1883 fue aprobado por el Consejo de Administración de RTCL la construcción de 100 viviendas con un gasto de 400 libras. 



La principal ocupación de los habitantes de La Naya fue la clasificación y organización de convoyes ferroviarios, hasta que a partir de fines de los años ochenta del siglo XIX fue el tratamiento y transformación del mineral, con la instalación de plantas de procesado de mineral, como Lavadoras y posteriormente con la construcción de la Fundición de Cobre en 1903 y el Concentrador, a lo que habría que sumar que a partir de 1912 la construcción del túnel nº 16 o Naya determinará que todo el mineral procedente de Filón Sur, Norte y Masa San Dionisio (Corta Atalaya) fuera procesado en la zona de Zarandas-Naya. Esto determinó que desde principio del s. XX La Naya volviera a crecer para albergar los operarios adscritos a la zona de tratamiento de mineral (Fundición, Concentrador, Lavadoras, Planta trituradora, Planta de Sulfato Ferroso, etc.). Así entre 1908 y 1909 se construyeron 50 casas por valor de 325.000 reales.


 

La importancia de esos departamentos hizo que fuera necesario que los directivos técnicos encargados de los mismos vivieran en las cercanías, para tal fin se construyó un pequeño núcleo poblacional de Marín, solo para directivos y en La Naya se construyeron en 1922 seis viviendas para jefes de mayor tamaño que la de los obreros y equipadas con baño propio, entre 1912 y 1913 ya se habían modificado y ampliado 8 viviendas para acoger a personal del staff inglés con un gasto total de 44.132,51 reales. Además del mantenimiento de las viviendas las distintas compañías se encargaron del mantenimiento de las calles y las zonas ajardinadas, tanto en La Naya como en los demás poblados que tratamos en el presente trabajo.

Las viviendas de obreros se dispusieron en hileras concretamente ocho paralelas y tres perpendiculares a las anteriores (ver figuras 2 y 3). Estaban dispuestas en una sola planta, disponían de tres o cuatro habitaciones y una superficie media de 45 metros cuadrados construidos. Por lo general tenían entre cinco y ocho metros de fachada, con acceso principal por una puerta flanqueada por una o dos ventanas. Estaban construidas en mampuestos con esquinales de ladrillos con acabado exterior e interior de cal a tres manos cruzadas, la solería era de tipo hidráulico prensado y cubierta a dos aguas solucionada con teja curva sobre pares de madera. La carpintería de puertas y ventanas era de madera.

La Naya contó con Ermita construida en 1889 con un costo de 336 libras esterlinas. Este pequeño templo constaba de una sola planta de sección rectangular, sin ábside y una pequeña espadaña de la que en el Museo Minero de Riotinto se conserva la campana.

La escuela mantenida por la “Compañía” estaba ubicada al final de la calle Ancha y constaba de un edificio dividido en dos estancias, una para niños y otra para niñas. Con un patio trasero que hacía las veces de zona de recreo. Además desde casi el principio de la presencia británica La Naya por lo menos desde 1882, al igual que Nerva contó con una escuela evangélica, popularmente conocida como “escuelas de los protestantes”.



Los alimentos y productos de primera necesidad se adquirían en el Almacén de la Compañía situado en la calle Ancha aunque su acceso se realizaba por la calle de los jardines. Además La Naya contó desde 1909 con un matadero (slaugther house) construido con un gasto de 12.635,75 reales y ubicado tras la capilla. 

Para proporcionar a los “productores” un lugar de ocio se habilitó en la calle Ancha un “casino” donde los obreros pudieran pasar sus ratos de asueto. Los días de fiesta se formaban reuniones familiares y se organizaban bailes. Después de la Guerra Civil contó con otro espacio de ocio y esparcimiento para sus habitantes denominado “Educación y Descanso”. 

Naya también dispuso de lavadero público, pues no todas las casas dispusieron de agua corriente, para tal fin se construyó a cincuenta metros del pueblo en las cercanías de la Estación, de donde tomaba el agua. El saneamiento se solventó, al igual que en el resto de todos los poblados, mediante los depósitos de higiene o “carros”, que eran un edificio hermético construido en ladrillo mortero hidráulico de cinco metros de largo, tres de ancho y dos de altura. En la parte superior tenía dos tolvas con compuertas automáticas donde se vertían los cubos con las deposiciones. Cuando estaba lleno, la “Compañía” enviaba personal que rompía la puerta y vaciaba el contenido en un carro donde era transportado a la Huerta de la Compañía en el Zumajo, donde era empleada como abono. Una vez limpio el depósito se volvía a sellar la puerta con otro tabique de ladrillos, estando de nuevo listo para su uso. También se construyeron dos retretes públicos para uso de los vecinos que no disponían de aseos en sus viviendas.

 Las fuerzas de orden público ocupaban varias casas al norte del pueblo que hacían las veces de cuartel. Entre1938 y 1939 se modificaron dos de las viviendas destinadas a la Guardia Civil y se les instaló servicio sanitario por valor de 4.035 reales. 

La Naya, fue el único poblado que contó con cementerio propio, pues tanto la Atalaya, como la Estación de En medio hacían uso del de Río Tinto. Durante casi siglo de existencia tuvo dos, el primero conocido como Cementerio de San Andrés, ubicado en las cercanías del actual puente de Lavadoras fue finalizado en 1889 y estuvo en funcionamiento hasta 1913, año que se construyó el actual que estuvo en funcionamiento hasta 1970.



 En cuanto al número de habitantes de La Naya, fue variable. Así conocemos que para 1888 tenía 444 vecinos, para 1900 había ascendido hasta 510, llegando a 847 en 1910, que fue el máximo de población que llegó a albergar este poblado minero. Las Huelgas de 1913, 1917 y 1920, junto con la bajada de la producción acaecida después de la I Guerra Mundial, redujo los habitantes de Naya hasta los 563 habitantes, llegando a los 700 en los años anteriores a la Guerra Civil. Tras ésta se producirá un descenso de población que llegará hasta los 475 en 1950, a lo largo de esa década se producirá un crecimiento en el número de habitantes provocado por el aumento del trabajo que conllevará la modernización y ampliación de algunos departamentos con el paso de las minas a manos españolas a partir de 1954. Así en 1960 Naya daba acogida a 660 habitantes número que se mantendrá hasta fines de la década cuando casi la mitad será trasladada a Huelva, siendo el resto reubicado principalmente en el actual pueblo de Minas de Riotinto.

 Al igual que en su creación, el final de Naya estuvo ligado a los intereses de la Compañía Minera y se debe principalmente a dos factores. El primero es que gran parte de sus vecinos empleados en la fundición y en la fábrica de ácido fueron trasladados entre 1969 y 1970 junto con las instalaciones a Huelva, donde se le asignaron viviendas en la barriada de “Patiño”. El segundo factor es que la normativa de principios de los setenta obligaba a la “Compañía” a instalar una red de saneamiento y agua potable moderna, por lo que fue más barato y útil para la misma realojar a los habitantes de Naya en el actual pueblos de Minas de Riotinto, en las nuevas viviendas de Los Cantos o en el Alto de la Mesa. Con ello consiguió también concentrar la población cerca del nuevo centro de trabajo ubicado en Cerro Colorado. Una vez desalojado Naya en 1972-1973, fue derruida en 1973.
































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