domingo, 10 de octubre de 2021

POBLADOS MINEROS DESAPARECIDOS. CUENCA MINERA DE RIOTINTO (HUELVA) -- 1 --

Un trabajo de  Aquilino Delgado Domínguez,  Mª de la Cinta Regalado Ortega y Alfredo Moreno Bolaños

En 1873 el Estado Español vendió las Minas de Río Tinto a un consorcio de capital extranjero que una vez constituido en Londres daría lugar a Río Tinto Company Limited (en adelante RTCL), que explotó Riotinto hasta 1954. La concesión adquirida tenía una extensión de 23.000 acres (9.308 has) de los que 4.700 acres fueron adquiridos en compra-venta al gobierno de España y 18.300 acres lo fueron a particulares privados. Junto de las concesiones mineras fueron comprados terrenos donde ubicar los distintos departamentos necesarios (cementación, fundición, etc.).

 La llegada de RTCL supuso por un lado la llegada de la explotación moderna de Riotinto y por otra una importante ampliación de los tajos mineros existentes (Masa San Dionisio, Corta Dehesa, Corta Salomón, Corta Lago, ...) y por ende de toda la infraestructura necesaria. Todo esto supuso una gran oferta de empleo y un importante polo de atracción para obreros de toda España y de comarcas portuguesas cercanas a la Raya. Así desde sus inicios en el último tercio del s. XIX “La Compañía” se vio en la necesidad de albergar la mano de obra que le era necesaria. Así se crearán una serie de poblados mineros en el término municipal de Río Tinto, por lo general en la cercanía de los tajos, donde residirían tantos los obreros como sus familiares.

 A todo lo anterior hay que unir que el pueblo de Río Tinto, actualmente desaparecido, contaba en 1873 con unas doscientas casas que casi no bastaban para albergar los 1.976 habitantes y que en quince años sextuplicaría la población tan sólo en el núcleo urbano, pues en 1888 ya tenía 7.210 habitantes, a lo que se suma el hecho de que el crecimiento de Filón Sur o Nerva lo fue fagocitando y que al estar sobre antiguas labores mineras y muy cerca de las que se trabajaban en ese momento que ya empleaban explosivos, determinó que se sucedieran numerosos derrumbes.

 Ante esta situación, un pueblo donde no puede albergar sus obreros y la necesidad de contar con éstos cerca de los centros de trabajo determinó que en pocos años se construyeran nuevos barrios: el Valle en 1881 y el Alto de la Mesa o Mesa Pinos en 1878 para albergar a los trabajadores y Bella Vista en 1881 para los directivos de RTCL y lo que nos ocupa en el presente trabajo, poblados en el término municipal de Rio Tinto para dar cobijo a los obreros y sus familias.  

Como se ha referido antes estos se ubicaran en las cercanías de los centros de trabajo, así en Masa San Dionisio se construyó en 1883 La Atalaya, en 1876 se construyó cerca de unas de las zonas de aprovisionamiento del Fc. Minero de Río Tinto un poblado, La Naya que en pocos años además de ferroviarios y sus familias albergará a los trabajadores de los departamentos de Concentrador, Fundición, Cementación, Lavadora y Zarandas. Un caso similar fue el de la “Estación de En medio” o Aldea de la Estación de Río Tinto, que crecerá en la segunda mitad de los años 80 del siglo XIX para albergar a los maquinistas del ferrocarril y sus familias en las proximidades de Río Tinto Station, Estación de partida del Río Tinto Railway y por último la Dehesa en 1883, construida en las cercanías de Filón Norte y el único de los poblados que ha sobrevivido.

 Estos núcleos de población, que denominamos poblados mineros, estuvieron diseñados para que los obreros y sus familias tuvieran cubiertas las necesidades. Así todas dispusieron de fuentes públicas, lavadero, escuela, dispensario médico, almacén de materias de primera necesidad, casino, electricidad, cuarteles de la Guardia Civil e incluso saneamiento mediante los dispositivos de higiene popularmente conocidos como “carros”. Las viviendas se dispusieron de forma ortogonal formando hileras de casas o cuarteles.

Las Workmen´s Houses fueron por lo general de una sola planta con una superficie media de entre 45 a 50 metros cuadrados y disponían de tres o cuatro habitaciones y patio. No todas eran iguales, el tipo y tamaño de vivienda era directamente proporcional a la categoría que el obrero ocupara en la empresa, a lo que se unía también el número de hijos del “productor”, así por ejemplo las viviendas de las esquinas, que eran un poco más grandes eran para los capataces y por tanto más grande que las destinadas a un zafrero o un picador y dentro de la misma categoría un entibador que tuviera cinco hijos dispondría de una vivienda mayor que otro que sólo tuviera dos. El mantenimiento de la vivienda, al igual que la construcción de la misma estaba a cargo del Departamento de viviendas, así cualquier reparación o modificación necesaria era comunicada y era la misma Compañía quien la realizaba. 

 El acceso a una vivienda digna, y en unas condiciones ventajosas para la época, fue uno de los elementos de la política paternalista desarrollada por RTCL y sus sucesoras que más directamente afectaban a las familias de los obreros y ellos mismos. Así las compañías a la hora de otorgar una vivienda a un obrero, además de ver la “fidelidad” del mismo tenían en cuenta el departamento en que trabajaban, y las cargas familiares del trabajador. Además una vez se concedía al productor una casa el acceso a la misma era controlado por la empresa, es decir si alguien, un familiar o un amigo, iba a residir o pernoctar, debía de ser aprobado por la compañía, además diariamente el cuerpo de seguridad de la compañía, los “guardiñas” hacían un informe de los habitantes de las viviendas comprobando si se correspondían con los que debería de haber e informado en caso contrario. A este control de la población obrera se sumaba que en caso de que el obrero se señalara enfrentándose a la todopoderosa compañía una de las medidas más extremas eran los desahucios, privando al ex trabajador y a su familia de la vivienda y de todos los servicios de que disponía el poblado minero, condenando de facto a salir del término municipal de Río Tinto, pues estos eran en su totalidad de la compañía.

 Así pues, estos núcleos poblacionales fueron creados para cubrir una necesidad de la compañía, albergar a los obreros y controlarlos. En este trabajo estudiaremos los poblados desaparecidos de La Naya, La Estación de En medio, La Atalaya y Río Tinto, el pueblo original que fue engullido lenta y pausadamente por Filón Sur y pasó de ser el único núcleo poblacional a un barrio del actual Minas de Riotinto, siendo finalmente sepultado por la escombrera minera más grande del mundo en 1985.

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