viernes, 30 de mayo de 2014

UN AÑO...

En estos días, los recuerdos se agolpan en el corazón, junto a la rabia y a la impotencia, junto a la pena y el desconsuelo... En estos días quisiera estar soñando; quisiera poder consolar de alguna manera a los que tanto te quieren... En estos días, aunque esté en la oscuridad de la mina, elevo mi mirada allí donde estás; y se escapan los suspiros y sigue eterna tu sonrisa... en estos días, como siempre desde aquellos días, hecho de menos al amigo que partio, al amigo que tanto nos daba con su sonrisa... Mi abrazo más sincero a toda su familia...
¡QUE GRANDES ERES, MARCO! UN BESO, AMIGO MIO.


La banda sonora de muchas horas fue y es esta:



Ayer, los compañeros y amigos de MARCO de la RIOTINTO FRUIT quisieron tener un recuerdo para él, y a modo de homenaje, el insectario de esa empresa lleva ya su nombre... Un gesto emotivo que les honra.

 
 
Me tomo la licencia y el atrevimiento de copiar una frase de su hermano, el amigo Juan Carlos a sabiendas que no le molestará, que dice:
"Nadie se marcha de nuestro lado mientras no se olvida y por lo que he vivido hoy ....muchos lo tenéis a vuestro lado cada día....Sabed que tenéis un ángel que os cuida y quiere cada día."


lunes, 26 de mayo de 2014

Entrevista a Coradino Vega: Nunca he sabido separar la forma y el fondo, el lenguaje del contenido

ENTREVISTA REALIZADA POR Lorenzo Rodríguez Garrido EN   www.microrevista.com

Cuatro años después de El hijo del futbolista, su debut literario bautizado favorablemente por parte de Rafael Chirbes o de Muñoz Molina, regresa Coradino Vega (Riotinto, 1976) con Escarnio, novela que incide en las mismas coordenadas ya trazadas en la anterior. Realismo social, retrato sociológico de la España en crisis de los años noventa, esta novela de aprendizaje está protagonizada por Carlos, desclasado estudiante de Derecho que, tras un primer y brillante curso universitario en Huelva, se traslada a Madrid para continuar sus estudios. Allí se topará con un ambiente hostil, trabará amistad con el profesor Torres-Navarro (trasunto de Francisco Tomás y Valiente, como el mismo autor reconoce en una nota final) y se internará en los territorios del amor y el sexo junto con Ainara.
Mediante un estilo sencillo, transparente, Coradino consigue una historia que dice mucho más de lo que aparenta y que vendría a ser una segunda entrega de esa suerte de radiografía social de la España reciente que está llevando a cabo en su literatura.
 

Coradino es profesor de lengua y literatura en un instituto de Sevilla. A lo largo de tres o cuatro días, hemos mantenido esta conversación a través de correos electrónicos.
 
Tu literatura creo yo que tiene tres pilares: el realismo español, la literatura judeoamericana (Bellow, Malamud, Roth, etc.) y la literatura italiana que, para mí, es una mezcla entre la norteamericana y la francesa.
 
Bueno, no sé quién dijo que las influencias hay que merecerlas, y yo no estoy seguro de merecer la huella de los autores en los que me fijo más y que, en efecto, pertenecen en buena parte a esas tres líneas. Porque son referentes demasiado grandes, ¿no? La llegada del joven de provincias a la capital ya estaba además en La educación sentimental y en Las ilusiones perdidas. Y explorar el pasado formativo reciente para comprender el presente fue el móvil de las novelas contemporáneas de Galdós. Así que me temo que en eso no soy muy novedoso… Entre otras cosas, porque tampoco es algo que me preocupe mucho. Puedo sentir una afinidad temperamental con Chéjov o Camus (que es casi tanto como decir que, cuando juego al fútbol con mis alumnos, me siento identificado con Cruyff o Beckenbauer, o sea, una ilusión), pero yo escribo en español, soy español me guste más o menos, y al respecto querría pertenecer a una tradición que viene de Cervantes, pasa por Galdós y Machado, se detiene en algunos escritores de los cincuenta más o menos, y desemboca en Chirbes o Muñoz Molina. Una tradición que tiene más que ver con una sensibilidad o una mirada ante el mundo que con términos más genéricos. Por otro lado, es verdad que los escritores italianos y judeoamericanos del siglo XX siempre me han tocado muy de cerca. Una familia judía gritándose en el Brooklyn de los años cuarenta, o en Sicilia, resuena en mi mente igual que una familia andaluza de los noventa.
 
Ojalá se me pegara algo de la energía vigorosa de Saul Bellow, de su apuesta por que existan verdades que estén del lado de la vida. O del vitalismo chispeante de una novela como Sombras sobre el Hudson de Isaac Beshavis Singer quien, aunque escribiera en yiddish, inauguró en cierto modo esa literatura. El sentido del humor es para mí fundamental, y por eso quizás también me gusten tanto Vittorini o Natalia Ginzburg. En Escarnio, el padre de Carlos debe mucho a los tenderos de Malamud y, a lo largo de la novela, hay guiños continuos a la obra de Philip Roth. De él me atrae, entre otras muchas cosas, el encuadre de la crisis individual en el contexto histórico colectivo, algo que también es muy de Galdós, ¿verdad? La presencia de todos ellos en lo que he escrito es mi manera de agradecer lo mucho que debo a sus libros. Me gusta lo que has dicho sobre la literatura italiana. Nunca lo había pensado y creo que llevas razón.


Sí, por un lado está la ligereza americana; y por el otro, la gravedad y el existencialismo francés.
 
Claro, y la literatura italiana lo combina de alguna forma, es cierto. Yo nunca he sabido separar eso de la forma y el fondo, el lenguaje del contenido. Y en el tono desenfadado, como cantarín, de la literatura italiana, hay un optimismo no muy extendido en el resto de Europa y que sí se da sin complejos en los países anglosajones. Pero la naturaleza humana es una mezcla de optimismo y pesimismo. Con un resfriado, ya no ves el mundo de la misma manera. Pavese tradujo y escribió muchos ensayos sobre literatura norteamericana e inglesa, y sin embargo uno no puede leer sus diarios si no tiene robustecido el ánimo. O Moravia, que fue capaz de escribir La Romana pero también El tedio, que tanto debe al existencialismo francés, ¿no? A mí me parece que en España, y en la literatura hispanoamericana posterior al Boom, ha dejado más huella la influencia francesa. Esa actitud de permanente sospecha, de intelectualismo de l’angoisse, de ser crítico por encima de todo…
 
La cosa empieza con Sartre y termina con Foucault, Deleuze y demás suicidas con un marchamo de inteligencia de la que yo debo de carecer por completo. Si uno contrapone todo ese verbo abstruso —con sus contorsiones argumentativas y justificaciones delirantes— a las memorias de los represaliados por la misma época en el Este, no le será difícil apreciar el vacío humano del discurso de aquéllos. El terror que los filósofos franceses nunca padecieron (entre otras cosas, porque muchos lo respaldaron explícita o implícitamente) lo cuentan, por ejemplo, Evgenia Ginzburg o Nadezhda Mandelstam de una forma en la que la afirmación de la vida no da margen al lamento; por eso, al leer sus memorias, uno sale fortalecido, nunca deprimido. Fíjate, uno de los pocos comentarios que me entristecieron cuando salió El hijo del futbolista fue el de alguien que me adscribió al curioso movimiento del “realismo depresivo”. Y me entristeció no por lo de realismo, que acepto con una mezcla perpleja de resignación y orgullo, sino por lo de depresivo. El hijo del futbolista parte de una desazón íntima fuerte, y su estilo se adecua a ese estado de ánimo, por lo que ahora no me extraña tanto que a alguien pudiera parecerle depresivo. En Escarnio, en cambio, más que desazón íntima hay rabia pública, y el estilo se abre al exterior, me parece a mí, se vuelca hacia fuera. Como lector, estoy cansado de la literatura ensimismada, del narcisismo de mirarse el ombligo (sea estética o psicológicamente), del lado oscuro, de los atardeceres, la desdicha…; prefiero prestar atención a las cosas concretas a perderme en abstracciones mentales. Y como escritor, qué quieres que te diga, estoy a favor de levantar el corazón, de que la felicidad sea posible en esta tierra, de que la literatura te ensanche los pulmones. Cada vez me es más ajena toda esa melancolía y aburrimiento franceses, o el nihilismo, o el cinismo. “¿Angustia?”, decía Paco de Lucía, “más angustia pasa un albañil subido al andamio un 5 de enero”… Y no hablo de edulcoramientos bobalicones…
 
Hablo de la postura de Milosz, Szymborska o Saul Bellow, que también dijo en una carta algo que suscribo por completo: “Si lo único que tenemos que oír es que la humanidad apesta en nuestras narices, entonces el silencio es mejor, porque ya hemos oído esa noticia”.
 
 

viernes, 23 de mayo de 2014

MATSA alcanza un hito histórico en la extracción y procesamiento del mineral

EDITADO EN PRENSAMATSA.ES
 
 
En este mes de mayo y tras cinco años, MATSA ha alcanzado la cifra récord de 10 millones de toneladas de mineral extraído y procesado, lo que supone un hito histórico para MATSA que inició su producción en enero de 2009.
 
La innovación y la apuesta por tecnologías avanzadas utilizadas en la planta de tratamiento de mineral y el método de explotación subterráneo que la empresa lleva a cabo son parte fundamental de este resultado. Se trata de una cifra récord en la minería española, nunca antes una mina subterránea ha sido capaz de extraer y procesar 10 millones de toneladas de mineral en 5 años. “MATSA ha comprendido la naturaleza del mineral de la Faja Pirítica y ha aplicado la tecnología adecuada para su extracción de forma respetuosa y sostenible” según palabras del Director General, Alonso Luján.
La importancia de este logro y del uso de nuevas tecnologías innovadoras y sostenibles es más significativa cuando la comparamos con producciones en etapas anteriores. Así pues, la mina Sotiel produjo las mismas toneladas de mineral en 18 años durante la explotación de Almagrera, entre 1983 y 2001. Por otra parte, la antigua mina de Aguas Teñidas explotada por “The Huelva Copper & Sulphur Mines Limited” consiguió extraer en 17 años unas 600.000 toneladas entre 1916 y 1933.
 
Desde sus inicios, MATSA apuesta por la sostenibilidad a largo plazo y asume su compromiso con Andalucía, por lo que lleva invertidos 40,1 millones de euros en el desarrollo de exploraciones para detectar nuevos recursos de mineral. Gracias a esta investigación, la mina de Aguas Teñidas mantiene en la actualidad 20 millones de toneladas de reservas, la misma cantidad que al inicio del proyecto.
Hasta la fecha, empleando las técnicas más innovadoras del mercado, se ha realizado una estimación total de 100 millones de toneladas de recursos minerales en los yacimientos de la antigua mina de Aguas Teñidas y otras del entorno. En palabras del director general, Alonso Luján: “los más de 100.000 metros de sondeos que, desde el inicio del proyecto se han realizado en Aguas Teñidas demuestran que hay mineral. Sin duda, el éxito de las exploraciones aseguran al proyecto una vida útil de hasta 15 años. Esto nos da una idea de la riqueza del suelo en esta zona de Andalucía lo que nos permite dar solidez a nuestro proyecto”, concluyó Luján.
 
La actividad de MATSA consiste en el desarrollo y explotación del yacimiento interior de la mina de Aguas Teñidas y una planta de tratamiento de mineral. Esta planta tiene en la actualidad una capacidad para procesar 2,2 millones de toneladas de mineral al año y tiene como productos finales concentrados de cobre, zinc y plomo con cantidades significativas de plata que exporta en su totalidad, desde los puertos de Huelva y Algeciras, a países como China, Norte de Europa, México y  Brasil.
 
En la actualidad, para mantener su compromiso de progreso con Andalucía y prolongar su periodo de explotación, MATSA ha elaborado un proyecto sólido que ampliará las instalaciones industriales y productivas para duplicar su capacidad de producción a 4,4 millones de toneladas al año apoyándose en la investigación y la tecnología y que cuenta con una inversión de 300 millones de euros.
MATSA es una operación minera moderna y sostenible ubicada en el término municipal de Almonaster la Real que pertenece a Trafigura Beeher, B.V.
 
Trafigura Beeher, B.V. es la segunda mayor empresa privada en la comercialización de petróleo y de metales no ferrosos. Las principales actividades son el suministro y transporte de petróleo, productos derivados del petróleo, metales no ferrosos y otras materias primas. Cuenta con oficinas en 58 países, en los seis continentes.



Fidel: "Con el esfuerzo de todos, el Elche estará muchos años en Primera"

EDITADO EN www.elchecf.es


El jugador del Elche Fidel Chaves ha atendido a los medios en este final de temporada. El extremo andaluz ha resaltado que "este año no he sido tan regular como la temporada anterior, pero siempre he tenido la confianza del míster", a la par que ha asegurado que "estoy convencido de que volveré a mi nivel la próxima temporada". "Lo importante es que hemos logrado el objetivo colectivo y hubiera firmado ser irregular y lograr la permanencia", ha indicado el futbolista del Club ilicitano.
 
Además, Fidel se ha mostrado contento con su estancia en Elche: "Estoy a gusto en el Club y la ciudad y quiero continuar aquí". "El Club lo tiene todo para crecer. El año que viene el objetivo debe volver a ser la permanencia y si se puede conseguirla con más tranquilidad", ha señalado el atacante franjiverde, que además ha concluido afirmando que "con el apoyo y esfuerzo de todos, conseguiremos que el Elche esté muchos años en Primera División".
 
 

domingo, 11 de mayo de 2014

CORADINO VEGA: "Temo que la novela política se vea ahora como una moda"

EDITADO EN DIARIODESEVILLA.ES

El autor onubense regresa con 'Escarnio', la historia de un desclasado en la España del 94, donde asoman ya las raíces, podridas, del presente.



Corre el año 1994 y la resaca tras la descomunal borrachera del 92 golpea duro. Carlos, un estudiante de barrio obrero de Huelva, hijo de un ferretero reventado por el trabajo y resentido con su suerte y de una conserje de instituto, comienza sus estudios de Derecho en la Universidad de su ciudad, que abandonará pronto para continuar la carrera en Madrid, donde quizás le aguarde "una vida menos pequeña". El sacrificio económico de sus padres es grande, pero no más que su optimismo. En su nueva vida, sin embargo -dividido entre el clima viciado y hostil del colegio mayor católico donde se hospeda y la hipnosis de éxtasis y desconcierto que le produce su despertar al amor y al sexo-, sus certezas de joven provinciano brillante, responsable y precozmente maduro no tardarán en dañarse al chocar una y otra vez contra un muro no de hormigón pero sí igual de resistente, compuesto de herencias, hechos consumados y privilegios mezquinos.

Tras su primera y celebrada novela, El hijo del futbolista, publicada en 2010 y aplaudida con entusiasmo por Antonio Muñoz Molina o Rafael Chirbes -precisamente dos de sus escritores españoles favoritos de nuestros días-, Coradino Vega regresa ahora con Escarnio, publicada como aquella por Caballo de Troya, una obra de profunda carga moral y política que es tanto una historia de formación -la de un desclasado condenado a la perplejidad, si no a una ira dañina sólo para sí mismo- como una nueva muestra, aunque ya no abiertamente autobiográfica como la primera, del motor fundamental que ha impulsado hasta ahora su breve pero ya sólida trayectoria literaria: en sus propias palabras, "la exploración de crisis individuales en contextos colectivos".

-Sus dos novelas presentan, en el planteamiento, muchas similitudes: para empezar, su ambientación en el pasado, pero uno muy reciente, tanto que casi abarca ya el presente...

-Necesito un cierto tiempo entre la experiencia que me produce una necesidad de escritura y el momento mismo de la escritura. Me doy cuenta ahora de que, al escribir Escarnio, esa necesidad íntima se juntó con una especie de rabia que yo tenía, rabia política incluso, pero no quería centrarme en la situación política actual, de ahí ese salto de 20 años atrás. Que por otro lado no es algo novedoso: las novelas de Galdós, las contemporáneas, están ambientadas todas unos 20, 25 años antes del momento de su escritura... Traté de entender el presente explorando un pasado que no es muy lejano, porque yo creo que de aquellos polvos vienen estos lodos.

-La historia de Escarnio sucede apenas dos años después de la de El hijo del futbolista, pero qué ambientes tan distintos. ¿Qué le interesó de aquel escenario político en particular?

-Nunca he tenido la tentación de ubicar las historias en ciudades abstractas o en territorios míticos, que los llaman los entendidos. Viví el año 92 como cualquier adolescente de la época: se respiraba el optimismo, la reválida de la modernidad, la democracia homologada en el mundo y todo eso... Y de adulto te das cuenta del retablo de las maravillas que fue aquello. Justo un año después llegó una crisis económica de menor magnitud que la actual pero en la que tanto las causas como las consecuencias fueron muy parecidas a las de hoy, por eso me interesaba ese espejo de la crisis del 93.

-¿Puede decirse que la idea central de la novela es que los resortes del Estado, el poder económico... todo, en definitiva, sigue al servicio de la misma clase dominante que se desarrolló en la España franquista?

-Sí, sí. Los de los apellidos largos, como dice un amigo mío. Es una especie de casta; una situación de privilegio heredada desde la dictadura, a la que se han ido incorporando en el periodo democrático, creo yo, una serie de desclasados que en principio no estaban ahí pero que han acabado manejando también el cotarro. Es cierto que la médula de la casta dominante viene de antaño y quizá se remonta hasta el final de la Guerra Civil, cuando el bando vencedor usurpó tantísimas propiedades económicas al vencido.

-Visto así, ¿cuánto tiene eso que ver con la situación actual?

-Bueno... Yo tengo que decir que no me siento muy cómodo con las impugnaciones a la totalidad de la Transición. Estamos infinitamente mejor que hace 30 años. Lo que pasa es que en estos últimos tiempos el sistema ha mostrado sus imperfecciones de manera demasido burda. Al margen de eso, muchas veces nuestro problema es que no sabemos valorar los logros a los que nos hemos acostumbrado, y a mí me interesa más intentar conservar esos logros que hacer críticas abstractas a la totalidad, lo cual me parece, además de muy fácil, una forma de nihilismo. Pero yo escribo historias, no sirvo para hablar de cosas tan grandes...

-En los últimos tiempos se ha producido una vuelta a la novela política y esto ha pasado después de que durante años, por no decir décadas, los escritores jóvenes prefirieran por lo general las competiciones de modernidad y cosmopolitismo...

-Sí, es verdad. La generación a la que pertenezco llevaba mucho tiempo entregada a un experimentalismo a veces un poco papanatas. De golpe y porrazo, no podíamos escribir como los escritores españoles que nos habían precedido, y las influencias tenían que ser extranjeras y los relatos, tenían que estar ambientados en Estados Unidos... No conecto mucho con eso, pero es que además me parece que se ha pasado muy rápido de moda. Mi temor es que ahora la literatura política también se interprete como una moda, e incluso que alguien utilice la coyuntura de manera oportunista para situarse. A mí, de todos modos, me da lo mismo: no tengo el don de ver por dónde sopla el viento para ver dónde me ubico. Yo escribo lo que a mí me sale, y lo escribía cuando la Nocilla pegaba fuerte y lo escribo ahora.

-¿Se reconoce en la tradición realista española?

-A mí es que ese debate me cansa y me aburre y además casi nunca se plantea en términos serios. El que impugna el realismo, ¿desde dónde lo hace? Y además: ¿qué es el realismo, qué es la realidad? Son cosas muy resbaladizas. Me gustan algunos escritores extranjeros, claro que sí, por ejemplo la literatura judía americana del siglo XX me gusta mucho, Roth, Malamud, Bellow, cuentan historias de familias judías ambientadas en el Brooklyn de los años 40 que a mí me suenan igual que una familia andaluza en los 90. O el realismo italiano de mitad del XX: Ginzburg, Pavese, Moravia... Pero me guste más o menos soy un escritor español y lo digo con cierto orgullo. A mí me gustaría pertenecer a una tradición que nace en Cervantes, que pasa por Galdós, que se para en algunos escritores de los años 50 y que termina en gente como Rafael Chirbes o Antonio Muñoz Molina...