viernes, 18 de abril de 2008

EL RITUAL DEL AGUARDIENTE; 2ª parte

A raíz del anterior "post"; se abrio una pequeña charla en el foro sobre el aguardiente. A continuación os pongo el interesantísimo documento aportado por Pedro Real, MAYORRE; y lo acompaño con una foto historica de la Esquila de mi amigo Carocalo, Carlos Rojas:

"Esta foto es de la noche grande de Riotinto 6 de Octubre de 1962 cuando la Esquila se refrigeraba en la puerta de los Mayordomos. Gracias a este líquido, los mineros no solo extraían el mineral, también cantaban de maravilla en la noches serenas de otoño cuando la luna brilla con su resplandor......"
Carlos Rojas.


CARTA DIRIGIDA AL DIRECTOR DE LA RTC. Mr. BLECHYNDEN POR

EL Dr. JONH SUTHERLAND MACKAY

(Director del Deptº Médico)





(Apunte extraído del Libro Copiador de Cartas del Depto Médico, que comprende desde el 1.2.1884 a 7.12.1884 –Folios 478 y 485. y repruce el
Libro “Deptº Médico en las Minas de RT durante la explotación inglesa. 1873-1948” cuyo autor es el Dr. Saldaña Manzana.


“Como médico he de darle las gracias por la rapidez con que Vd. prohibió la venta de aguardiente.

Hasta que el Sr. Birkberk me informó de los hechos, yo ignoraba por completo que su venta continuaba todavía.

Su composición destruye por completo todos los tejidos orgánicos, actuando más inmediatamente sobre el higado y cerebro, desarrollando enfermedades fatales. Hablar de que el aguardiente se refina en la destilería de Mr. Murrison, es decir una necedad, una perfecta impertinencia, pues de hecho por la concentración se vuelve peor. Casi no merece discutir sobre el aguardiente que otros venden.

Mr. Osborne ha estado luchando por años contra el sistema ilícito por el que ese veneno se introduce en los trabajos.

El otro día trajeron a un hombre a este hospital con una fractura grave de una pierna y estaba tan borracho, que ni siquiera se había dado cuenta de ello. Tal vez Vd. no sepa el hecho de que casi en seis semanas se han cometido aquí otros tantos homicidios.

Lo que le decía del cólera, la peor epidemia, es nada comparado con el estrago diario causado por el aguardiente.

Lo que deseo pedirle es esto: Que no se venda nada sea cual fuere la cantidad existente en reserva, a partir de ayer se debiera eliminar por completo este endiablado asunto.

Los hijos de viudas que pueblan las cárceles españolas son el resultado del tráfico de aguardiente. Y no es necesario que hablemos de los centenares de familias que lloran por la sangre derramada de los suyos…”



(Una segunda carta es dirigida el 6-12-1884)


“Hasta julio de 1883, yo tenía mi residencia en Huelva y no podía interferirme en ello y, cuando me vine a Rio Tinto, desde el primer momento en que tuve noticia, hice cuanto pude para suprimir su venta y acudí a Vd. inmediatamente cuando supe que de nuevo estaba vendiéndose en el economato.

Puedo decirle que fue la mayor empresa de mi vida.”

Dr. J.S. Mackay




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