domingo, 31 de julio de 2011

YO FUI UN NIÑO DE LA VÍA GENERAL (23). Por Nicolás Chaparro González

Los trenes conducidos con locomotoras Garratts, salían de Riotinto con la carbonera llena de leña y 2 vagones tipo M, cargados de tacos de madera para su consumo en la ida y regreso. Esto suponía para la dotación un esfuerzo físico muy alto ya que, los dos vagones M, había que pasar taco a taco a la carbonera de la máquina para su consumo.
Los trenes conducidos con locomotoras tipo K, funcionaban en las mismas condiciones, salían de Riotinto, con la cabina colmada de leña y además 2 vagones tipo A, de repuesto y los problemas eran análogos a los anteriores.
Al agotarse las leñas secas, fue imprescindible recurrir a la leña verde de eucaliptos y esto ya fue la repera.
La leña de eucaliptos verde arde muy mal y como consecuencia, se apagaban con mucha frecuencia las locomotoras. Había que vaciar el hogar, coger leña seca de la sierra y volver a encender la locomotora.
Los horarios de trabajo del personal eran verdaderamente agotadores ya que, podían ser de 15, 18, 20 y más horas y sin que la Empresa se dignara a facilitarle un bocadillo.
Los trenes ascendentes conducidos con locomotoras Garratts, en la estación de Manantiales era necesario acoplarle una locomotora tipo K, hasta Los Frailes, por cola para poder subir el tren.
Una locomotora Garratt, pasó un sábado por Manantiales sobre las 11.00 horas hacia Huelva, con un tren de 50 vagones tipo M, de piritas y sobre las 14.00 horas del domingo pasó en sentido ascendente por Manantiales, con la locomotora Garratt en cabeza del tren, una locomotora tipo K, en el centro del tren y otra locomotoras tipo K, auxiliando por cola. Todo esto para poder subir el tren.
En la estación de Manantiales, estaban depositados varios vagones de leña en existencia para los casos necesarios que pudieran darse.
Hay que tener presente, que además de la situación que provocaban las deficiencias del ferrocarril, había que sumar la situación económica de los años 1.940, que en un porcentaje bastante alto de familias de la zona minera, que lo estaban pasando muy mal. Esta zona puede asegurarse que padeció un periodo de varios años de verdadera hambruna.
En estas fechas a la que me refiero, el obrero industrial era el que tenia los salarios más bajos del país y además el más mal mirado y tratado, por los poderes públicos y porque no decirlo, por la sociedad en general y no fue hasta el año 1.960, cuando el trabajador industrial empezó a mejorar su situación económica un poco y continuó mejorando en los años siguientes hasta ponerse en el techo del resto de las profesiones.
Con lo comentado anteriormente sobre la leña verde, queda suficientemente claro, las situaciones que sufrieron las dotaciones de los trenes durante duró el consumo de la leña.
Estas situaciones, provocó sin lugar a duda alguna, la adición al vino de prácticamente la totalidad de las dotaciones de los trenes de aquellas fechas, paliando así la falta de alimentación un poco. La situación era un verdadero infierno para las personas que trabajaron en épocas tan difíciles en la Vía General.
El consumo del vino subió tanto, que en varias estaciones se vendía por los propios empleados.
En esta época, las dotaciones de los trenes, cobraron en toda la zona del Condado, la fama de poco respetuosos con las propiedades ajenas y no era otra cosa, que tomar frutas de los campos para poder alimentarse, por las causas comentadas con anterioridad.
Las dotaciones del personal de los trenes de la Vía General, fue y era el más desatendido por la Empresa, hasta tal punto, llegaba la situación, que ni si quiera cuando llegaban a Riotinto después de agotadoras jornadas, se les facilitaban medios para el regreso a sus domicilios, lo tenían que hacer a pie, tanto para tomar sus servicios, como para dejarlos. Las circulaciones de los trenes obreros difícilmente coincidían con los horarios de los trenes, con destino o procedencia a Huelva o Las Mallas.
Había personal de Nerva, Riotinto, La Naya, La Dehesa, Campillo y Zalamea la Real. Para poder tomar un tren obrero y llevarlos a sus respectivos domicilios, podían esperar hasta dos o tres horas y si se trataba de la entrada a sus servicios, tenían que adelantar otras tantas horas y si no, a pie.
Las distancias desde Riotinto Estación a La Naya 3 kilómetros, a El Valle 4 kilómetros, a La Dehesa 5 kilómetros, a Campillo 8 kilómetros y a Zalamea la Real 11 kilómetros.
Este trato que puede ser increíble para muchas personas, fue así siempre. No era así con el personal de los distintos Departamento de la mina, que tenían ajustados los trenes obreros a sus respectivos horarios a la entrada a los trabajos, como a la salida.
El personal que se lo merecía todo, no tenían de nada.

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