viernes, 12 de septiembre de 2008

LAS HISTORIAS DEL TIO POTAJE (3)


El puente de los tres raíles.
Caminando paralelo a la vía del tren en dirección a Central Eléctrica, pasé por el lavadero donde las mujeres lavaban y tendían las ropas, seguí caminando hasta la descarga de la regata al dique, en esta discurre el agua de refrigeración de las calderas que hacen funcionar las turbinas de la central, llegué a la planta de trituración de mineral de hierro, un poco mas adelante está el túnel situado en esta regata, tiene unos cincuenta metro de longitud y a la salida hay tres raíles cruzando el paso de la corriente y unos escalones para llegar desde el borde a los raíles. El agua de esta regata está tibia, aunque sea invierno, calentada por las calderas. Cuando me estaba acercando salía un obrero trabajador de Cochera, que de regreso de su jornada, se acababa de bañar para limpiar el carbón que manchaba todo su cuerpo, pues en las casas no hay agua corriente. Me desnudé y me bañé en esta agradable agua, como si fuera un niño, me adentraba en el interior del túnel, no sé nadar pero me lanzaba chapoteando ayudado por la corriente de agua hasta sujetarme al primer raíl. Dentro del túnel hay un remanso, pero pasando los raíles el agua corría con mucha mas fuerza. Después del reconfortable baño volví de regreso hacia mi cueva.

Hace unos días he vuelto a este lugar de forma espiritual, a pesar del abandono todavía existe el túnel y los tres raíles en una regata completamente seca.


Ernestito.
Hoy desde mi cueva no oigo ni oiré mas el paso de Ernestito, con su melodía silbada acompañándose con los dedos tocando la percusión en el cubo que siempre le acompañaba. Ernestito era un bohemio como yo, vivía solo y no le conozco familia, dormía en uno de los puestos abandonado del mercado de la Mina, nunca cruzamos palabras pero nos respetábamos, yo en el pueblo producía cierto temor, Ernestito producía compasión, llegó a trabajar en la Empresa en el departamento de Conservación de Casas, no sé el motivo por lo que dejó el trabajo, una de la forma que tenía para el sustento era llevar la cal para blanquear las casas a los inquilinos y recibía una peseta por cada cubo. Como todos sabemos las casas eran propiedad de la Empresa, para su mantenimiento la empresa facilitaba un vale de un cubo de cal para blanquear las paredes y pintura verde para las puertas, había que retirarlo en el calero que estaba situado frente a mi cueva, Ernesto iba por las casas y le dejaban el cubo para recoger la cal mientras andaba de cada casa al calero, una y otra vez se distraía silbando cualquier melodía y se acompañaba aporreando el culo del cubo con los dedos, yo lo veía pasar por el camino del Alto de la Mesa al lado de mi cueva y nos teníamos un gran respeto.
Hoy me han dicho que a fallecido que se lo encontraron muerto en su puesto viejo del mercado. Me he llevado un gran disgusto, para mí era como un gran amigo.

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