sábado, 20 de julio de 2013

RECORDANDO "LA TIENDA"

Soy de los que piensan que recordar es volver a vivir, volver a sentir; o al menos a intentarlo… Y es algo así lo que me pasa cuando veo y pongo fotos de “cosillas” de hace años que, a fin de cuentas, solo tienen esa pretensión; el poder volver a recordar.
La mayoría de las veces; una imagen a la que no daríamos importancia, puede lograr llevarte, de nuevo, a esos años en los que la única preocupación era el saber a qué hora ibas a jugar; o intentar arreglar el pinchazo de la bici…
Hoy me encontré esta foto:

Inevitablemente me afloran los recuerdos de nuevo; los gratísimos y buenos recuerdos de la tienda, “mi” tienda; os hablo de la Tienda de Librada; o como solíamos decir cuando éramos críos; “CA” (Casa) Librada…
 
En mi caso particular, la tienda de Librada y Antonio está unida a mi infancia; es más, diría sin temor a equivocarme, que está unida a mi vida; y al dar rienda suelta a los recuerdos, se me agolpan las imágenes, pero no vienen solas, porque vienen acompañadas del recuerdo de los sabores y de los olores…
El olor a la fruta, cuando la fruta sabía a eso, a fruta… El olor de las verduras; el sabor de las cosas más ricas que jamás había probado y que ahora están a la orden del día…
Recuerdo que el mostrador me parecía enorme; y que más de una vez soñé que me quedaba allí encerrado, descubriendo y comiendo los tesoros que veía en las estanterías.

-“Mamá; que rica está la carne”. - “Claro niño, si la he traido de “enca” Librada.”

Pero no penséis en que solo pienso en “tragar” y en que soy peor que el “Tragaldabas Goliat” ( que también); porqué también recuerdo el trato y el cariño que Librada daba a su clientela. Eso es algo que jamás lograran las grandes superficies, por mucho marketing que estudien y muchas campañas que quieran hacer.
 
Siempre he dicho; y no me avergüenza el repetirlo; que de niño no tendría yo los zapatos de marca, o el chándal de moda; pero mis Padre, y sobre todo mi Madre, me dieron los manjares más ricos que un crio podía desear… Y como no podía ser de otra manera; todos venía de “enca” Librada.
 
“Mamá; quiero un bizcocho de esos”; le pedía a mi madre.
“No hijo, otro día que ya llevo muchas cosas”; respondía mi madre; a lo que Librada terciaba:
“ Anda Guille, llévatelo, no seas tonta, no te vayas a quedar “desavía”… Toma Manolito”
 
Esa escena la viví en no pocas ocasiones; y no sabía darle el valor que en verdad tenían. Como por ejemplo; cuando llegaban las fiestas de navidad y me entusiasmaba el ir con el “canasto” a “enca” Librada, porque sabia muy de veras que aquellos bombones que mi madre guardaba “para noche buena” yo los probaría….
“ -Toma Manolito, comete uno y dime como están".
- Ofú, Librada; que ricos… Mamaaaaa, llevate de estos que están que no veas…
Y Librada ya había hecho un “cucurucho” con el papel y había metido montones de bombones para luego pesarlos, mientras que le chistaba a mi Madre…”No seas tonta Guille, no te veas “desavía”…
 
Efectivamente; aquel niño de entonces no se daba cuenta del valor que tenían aquellas palabras, aquellos gestos de Librada y Antonio… Fue con el paso del tiempo cuando lo entendí, cuando lo comprendí; y fue entonces cuando supe darle el verdadero valor que tuvieron, que tienen.
 
Si, sin duda alguna; Librada, Antonio y su maravillosa tienda son parte de mi infancia y de mi vida; como también lo son el cariño, el trato y la forma de actuar que tuvieron y tienen con mi familia…

No hace mucho; una de las ocasiones en que mi padre estaba ingresado; apareció Librada y nos pusimos a recordar casos y cosas… Y fue entonces cuando le dije algo que tenía ganas de decirle hace mucho tiempo: GRACIAS LIBRADA, Gracias por haber sido mucho más que una comerciante, por haberse preocupado por “su clientela”, por tantos años de amistad y cariño…
 
Es lo menos que se merece Librada, y por supuesto, Antonio. Y por todo ello, repito por escrito lo que aquel día le dije a ella: “En mi casa; la de mis Padres, cuando se habla de “ca” Librada, solo salen palabras bonitas, palabras de agradecimiento y de cariño; hasta el punto de que te sentimos como alguien muy muy cercano, más que una amiga de la familia…Eres parte de ella, sin duda…
 
Librada y Antonio en su pequeña GRAN tienda.

Librada y Antonio en su pequeña GRAN tienda.
“Anda Guille, llevate lo que te haga falta; no te vayas a ver “desavía””…

5 comentarios:

  1. Emotivo y sencillo recuerdo de un Manolito que, transcurridos los años, es ya nuestro archiconocido "Manué" en quien prevalecen, con fuerza, las sensaciones de una época que ¿como no? él asume y la cual no pasó a la ligera, sino que forma parte inseparable de su propia vida, afortunadamente conservando una memoria que nunca, manteniéndola "SE VERÁ DESAVIAO"

    ResponderEliminar
  2. Gracias amigo Pedro... Ya ves; quise escribir algo sobre lo buena que eran aquellas tiendas de barrio, sobre la humanidad que emanaba de aquellas tiendas de "to"a la vida, sobre el trato personal y humano que jamás ninguna gran superficie lograra dar; y a mi mente solo acudían ( y acuden) los buenos momentos que pase en "ca" Librada; sentado en los escalones que subián a las habitaciones de la vivienda; escuchando a la clientela; maravillandome de la manera tan rápida de Librada en "despachar" lo que fuera, carne, queso, fruta, verduras, golosinas...
    De nuevo, gracias, amigo Pedro.

    ResponderEliminar
  3. Que recuerdos, aquellos años, no se borran, yo iba a buscar a mi abuela Antonia, an cá la Constanza, y an cá la Julia, habia un montón de tiendecillas, que bonito recuerdo

    ResponderEliminar
  4. Me encontré con la suerte de ser yo quien hiciera esas fotografías, la suerte de tener esa estos padres. Esa suerte es compartida por gente con tanta sensibilidad que es capaz de dedicar parte de su tiempo para regalarselo al realzar las bondades de los demás escribiendo en su blog palabras como estas. Los hijos de Librada y Antonio te estan más que agredecidos por este regalo que nos has hecho. Una vez más, GRACIAS.

    ResponderEliminar