Imagen de la fundición Bessemer cerrada por la empresa en 1914.
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A pesar de la mala situación laboral, los carnavales son otra cosa y el periódico refleja en sus ecos de sociedad la noticia siguiente:
“Con un mujerío enloquecedor y un derroche de serpentinas y confetis con los que se ha librado batallas descomunales se celebró el último baile de carnaval en el Teatro Nuevo. El señor Medel, presidente de la Comisión organizadora, repartió una bandeja de caramelos entre los cuales uno, en el interior de la envoltura, contenía un número que coincidía con el de un bonito “carnet”, regalo del Círculo La Unión, una moneda de oro de cinco duros y un verso dedicado a la mujer agraciada, que tuvo la suerte de tocar a la simpática señorita Esther Lucas. La Orquesta acertadísima a cargo del inteligente profesor don José Mora.”
“Don Pedro Facenda Díaz, profesor de Ciencias y director de ‘El Correo’ ha dejado de existir el 4 de mayo de este año. Era el señor Facenda un perio-dista, viejo, decidido y valiente. Por expreso deseo de él, manifestado a este corresponsal en su día, me dejo de florituras para anunciar su muerte y escuetamente anuncio: “Falleció el periodista libre pensador, Facenda. Le llegó la hora; que la tierra le sea breve”.
El 27 de julio escribe el periódico con el título de “Otra vez lo de Riotinto” lo que sigue:
“Nuevamente se ha alterado la normalidad en los trabajos de aquélla cuenca minera, cosa que no debe sorprender ya a nadie, sabiendo la clase de agitadores que han sentado allí sus reales para promover continuos conflictos, dando así prueba de vida y justificando que son dignos de que los obreros les retribuyan sus‘servicios’. El pretexto de ahora para poner una vez más en jaque a la empresa, a las autoridades locales y al Gobierno, ha sido el castigo impuesto por la Compañía a un obrero que cometió faltas en el trabajo. Como dentro de la táctica sindicalista entra hasta querer arrogarse las facultades del patrono en orden a la disciplina que debe reinar en el trabajo, quinientos obreros de las fundiciones de Pirita y Bessemer, inducidos por los cabecillas, han abandonado sus tareas”.
Y a este paro responde la Compañía con el siguiente ‘aviso’: “En vista de que el personal de Fundición ha abandonado sus tareas en ambos departamentos, obligando al paro de todos los hornos, el consejo de administración ha dispuesto que cuando se reanuden los trabajos serán concentradas en un sólo establecimiento todas las operaciones metalúrgicas. Por consiguiente, tanto el personal de Pirita como el de Bessamer, cuando desee volver al trabajo puede pasar, dentro del presente mes, por la
Agencia de Trabajo para que quede enterado quienes han de ser los que seguirán prestando servicio en el departamento de Fundición o a cuál de los demás departamentos pueden ser destinados. Minas de Riotinto, 1 de Agosto de 1914.- La Dirección”.
Ante el clima pre-bélico que se estaba creando en Europa, comunica el periódico que Mr.Browning ha marchado a Londres llamado por el consejo de administración.
Estalla la guerra europea. Urgente 6 de agosto: “Se ha reunido el consejo de Ministros. El de Fomento, señor Ugarte ha dicho a los periodistas que en el consejo se ocuparían de la cuestión de los obreros de Riotinto, en vistas a las presentes circunstancias”. Sabemos, -comenta ‘La Provincia’- que el director de las minas Mr.Browning y el Gobernador Civil de Huelva,visitaron antes del consejo al señor Dato, celebrando una conferencia para tratar de que el Gobierno auxilie a la compñía, tal y como se tratase de una industria nacional.
También informa el diario que “ha zarpado para el puerto de Plymuth, el vapor de la Compañía “Don Hugo”.Además de varios viajeros van en este buque para ingresar voluntarios en el ejército de su país los señores Gilbert, Warburton, Glew, Davies, Abbey, Calder, Gough, Newitt, Hiroma y Poulden. Para despedirles acudieron al puerto de Huelva casi la totalidad de la colonia británica y gran parte de la de Riotinto y Tharsis, predominando el bello sexo, que les hizo una despedida muy cariñosa y entusiasta”. Este grave suceso empeoró la situación laboral de las minas pues ya empezaron las divisiones ante la falta de jornales en los hogares y ahora era la compañía a la que no le interesaba que se trabajase por ser la venta de mineral imposible.
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