...Lo cierto es que la incorruptibilidad es la única forma de preservación que no obedece a ninguna ley, porque no depende ni de la forma, ni de la temperatura, ni del lugar del entierro. Estos cuerpos ni siquiera se ven afectados por el tiempo esperado para el entierro tras la muerte, ni por la humedad de las tumbas, ni por la falta de cuidados que hubo en algunos casos, ni por los frecuentes traslados, por estar cubiertos con cal viva, o por su proximidad con cuerpos en descomposición, todos elementos provocadores de la putrefacción. La gran mayoría nunca fueron embalsamados o tratados de ninguna forma, y muchos se encuentran casi iguales a cuando estaban vivos, con gran flexibilidad, y un suave aroma que desprenden de sus cuerpos por años y años después de su muerte...

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