sábado, 12 de julio de 2008

LAS HISTORIAS DEL TIO POTAJE (2)



Cualquier día en la Fuente de la Mina
Era un día caluroso de verano, cuando me acerqué al pilar del Coso, lugar muy apreciado por mí para refrescarme, después de beber, me senté a descansar en un banco lateral corrido, hecho de ladrillos, la fuente tiene dos grifos y por el centro un hueco por donde salía un gran caño de agua, en esta fuente manaba la mejor agua de toda la comarca.

Llegaron los obreros que terminaron su jornada en Contramina, bebieron y se sentaron en el banco para esperar el tren que los llevara a Nerva, la máquina tomaba carrerilla para subir la cuesta de la panadería con vaivenes ruidosos y resoplando vapor, los obreros se levantaron corriendo hacia la estación. Mas tarde llegó el arriero con dos burros cargado de barriletes de madera, cada burro tiene adosado en su aparejo cuatro ganchos de donde colgaban por el asa, llenó los ocho barriletes y se marchó subiendo por la calle Méndez Núñez, poco después llegaron dos hombres hablando de fútbol para llenar vasos de agua fresca para rebajar las “mangüaras” tomada directamente de la fuente, venían de la taberna Casa Domingo vecina a la fuente. Le siguió dos mujeres, llenaron sus “pichilines” para llevar agua a sus casas. Por las ruinas de la calle Sevilla se acercaban niños sudorosos que acababan de jugar a la pelota en el Corralón, al verme, quedaron temeroso y callados, entraron recelosos, bebieron, se refrescaron las muñecas y la cabeza y se marcharon, era ya casi obscurecido y regresé a mi cueva por la vieja carretera que llegaba desde La Mina hasta las ruinas del viejo cementerio del Alto de la Mesa.

El Cementerio viejo del Alto de la Mesa.


Estaba situado entre la ermita de Santa Bárbara y las Oficinas de Contramina Filón Sur, como se hundía con las explotaciones subterráneas, tuvieron que hacer otro, que es el que tenemos actualmente. Cuando ya tenían hecho los muros llevaron a los niños desde la escuela a sembrar los cipreses.

Del cementerio viejo recuerdo un entierro muy significativo fue la muerte de un chino que venia con una compañía de teatro de China, que actuaban en el teatro de La Mina, trabajaban con los platos haciéndolos girar en unas varillas y uno de los chinos colgado de la coleta se deslizaba desde lo mas alto de las gradas por un cable hasta el escenario.

El entierro salió desde la fonda de Tía María que estaba en el Coso o sea frente a la Estación de Ferrocarril, por una carretera que iba desde allí por el Ayuntamiento viejo y llegaba a la ermita de Santa Bárbara y al Cementerio. En el entierro quemaban papeles y le echaban arroz.

La sepultura de este chino fue respetada. Cuando se construyó el actual cementerio, los restos fueron trasladado y colocado a la izquierda del pasillo central a unos 20 metros antes de llegar a la capilla, alrededor tenía una baranda de hierro, allí ha reposado cerca de 100 años, hace dos el Ayuntamiento ha organizado el cementerio, como es costumbre en nuestro pueblo, hemos hecho desaparecer todo lo que pueda ser un vestigio de historia, seguro que el Concejal responsable ni siquiera sabía que allí estaba enterrado un chino.

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